Las ofrendas deben contener una serie de elementos y símbolos que inviten al espíritu a viajar desde el mundo de los muertos para que conviva ese día con sus deudos. Entre los elementos más representativos del altar se hallan los siguientes: Imagen del difunto. Dicha imagen honra la parte más alta del altar. Se coloca de espaldas, y frente a ella se pone un espejo para que el difunto solo pueda ver el reflejo de sus deudos, y estos vean a su vez únicamente el del difunto. La cruz. Utilizada en todos los altares, es un símbolo introducido por los evangelizadores españoles con el fin de incorporar el catecismo a una tradición tan arraigada entre los indígenas como la veneración de los muertos. La cruz va en la parte superior del altar, a un lado de la imagen del difunto, y puede ser de sal o de ceniza. Imagen de las ánimas del purgatorio. Esta se coloca para que, en caso de que el espíritu del muerto se encuentre en el purgatorio, se facilite su salida. Según la religión ...
Origen de los Alabados y Alabanzas Posiblemente a partir de 1542, los frailes franciscanos se establecen en el entonces pueblo de Xallapan – hoy Xalapa, la capital del estado de Veracruz – donde construyen el convento de San Francisco, desarrollando desde allí la evangelización de los pueblos aledaños, entre los que se encontraba Naulingo de su Majestad. Los alabados son composiciones religiosas que durante la época de la Colonia eran entonados por los trabajadores del campo a la hora de la “caída del sol”. Las alabanzas con igualmente muy antiguas y su origen es de tipo romance, de ellas emanan los cantos llamados “caminatas” que se entonaban en las procesiones religiosas. Con el paso del tiempo se derivan los “corridos”. En cuanto a los alabados y alabanzas, fueron transmitidos desde los centros religiosos a los indígenas y se comienzan a cantar durante los días dedicados a celebrar a Todos los Sant...
Mictlantecuhtli y el Mictlán Aquellos muertos que no eran elegidos por Tonatiuh, Huitzilopochtli o por Tláloc iban simplemente al inframundo Mictlán, que queda al norte, y ahí las almas padecen una serie de obstáculos durante su recorrido a través de nueve regiones. El Mictlán se le conocía como la morada de la gran mayoría de los humanos fallecidos. Este espacio se encontraba en lo más profundo de los nueve pisos inferiores, situados bajo la superficie de la tierra. El Mictlán recibía también otros nombres que reflejan lo que el hombre prehispánico pensaba acerca de él. Se le designaba <<Nuestra casa común, nuestra casa común de perdernos, sitio a donde todos van, el lugar donde de algún modo hay existencia, la región de los descarnados>>. Al Mictlán iban todos los que morían de muerte natural, sin distinción de personas y sin tomarse en cuenta su comportamiento en la tierra. En el pensamiento de los mexicas, el destino final estaba determinado no por la conducta moral...
Quedo bien
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